
Estudiantes de diferentes cohortes de la Maestría en Conflicto, Territorio y Cultura hicieron un recorrido al cementerio de Neiva con la antropóloga invitada, Eloísa Lamilla Guerrero en el marco del taller de procesos territoriales.

La antropóloga brindó elementos de etnografía para tener otra mirada en el análisis de espacios propicios para investigación de procesos sociales como es el cementerio. Eloísa Lamilla desarrolló un proyecto de recuperación de patrimonio histórico y cultural del cementerio de Neiva, “Hay que hablar de muerte para reivindicar su vida”. Éste como parte de su Maestría en Antropología Social.
El análisis se hizo desde diferentes rutas, una de ellas la ruta de la memoria del conflicto y la guerra. Esto evidenció una serie de muertos de la guerra, el recorrido del cementerio es la huella de un conflicto; el altar de los jóvenes que mueren y los mausoleos de la figura de los héroes, recorrer el cementerio es encontrar un gran número de tumbas de jóvenes militares y policías, así como la de los NN los otros muertos ocultos de la guerra. Lo que llevó a la reflexión sobre, ¿cómo estamos construyendo la historia de nuestro país?


Otras rutas dan cuenta de los pioneros y forjadores del Huila, el progreso y desarrollo, los milagros y la Cultura. Lo que permite identificar una construcción histórica de la ciudad, el reflejo de una ciudad viva en la ciudad de los Muertos. El cementerio de un lugar dinámico, lleno de historias por descubrir y relatos por narrar. Un cementerio como lugar de construcción de identidad local y regional que ha vivido transformaciones en el ritual de la muerte, en la estructura espacial y en las tensiones entre una memoria popular y la hegemónica.
*Fotografías:
Neyder Salazar
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